Las copas de nieve
Érase una vez una casa que la gente creía llena de fantasmas, un día Pedro, que era muy valiente, entró en la casa a buscar su cometa de color violeta. Al empujar la puerta, ésta crujió mucho, pero Pedro no se asustó y entró.
Dentro de la casa no se escuchaba nada y no se veía ni un pimiento, Pedro buscaba la luz, pero de repente se chocó con algo duro y empezaron a sonar cristales rotos y cadenas arrastrándose. Al minuto escuchó el chillo de una niña, pero no sabía de donde venía, hasta que de pronto... ¡pum, pam, pim, pum! cayó escaleras abajo y se le rompieron los dedos de los pies y los dientes de abajo.
Se quedó paralizado, había tormenta y un relámpago iluminó el sótano, así vio el ataúd de una vampiresa, se acercó para abrirlo pero no encontraba la cerradura hasta que otro rayo volvió a aparecer. El ataúd que antes estaba cerrado, ahora estaba abierto y dentro había dos copas de cristal llenas de nieve.
Pedro las cogió para verlas y en el momento en que las separó de su cofre se produjo una explosión y todo se llenó de humo de colores. Cuando desapareció el humo las copas se convirtieron en murciélagos vampiros que atacaron a Pedro y le mordieron. Pedro se desplomó y cuando despertó...
Vio que la tele estaba encendida y que la que chillaba era su abuela Manuela viendo el concierto de Bisbal con su pandi de la residencia. Pero... Bisbal tenía en las manos las copas de nieve.
es un poco largo pero no tiene ejercicios
ResponderEliminardavid cabeza
Maestro lo del vampiro ,esta muy chulo .
ResponderEliminarEl ataud se abre y se cierra,pero lo que más me gusta es cuando sale el vampiro.
Soy Amelia.